Tengo 7 días atrasada en mis tareas de economía, estudiar y trabajar al mismo tiempo no se hicieron para alguien que no sea un loco y mucho menos para alguien de 58 años que casi espera el retiro.
Entre escribir, pensar, redactar y corregir salgo al balcón a fumarme un cigarrillo, no es que fume, pero fumo.
Allí sentada presiento que tengo un fan, se trata de un viejito que todos los días sale a ver el mar, pero lo hace volteado hacia el lado opuesto de la majestuosa vista de un océano impecable, para (no se porqué cable suelto en su cerebro) contemplar a una tipa, también vieja, fumando en en pijamas.
Ese tipo de brechaje me sube el ego, porque a pesar de sus 85 años, calculados por mi de balcón a balcón, hace que me sienta más linda que el mismísimo océano.