sábado, 7 de mayo de 2011

ENTREVISTA A FRANK BAEZ


Siempre que voy a la isla, tenemos un encuentro muy nuestro en la librería, esta vez nos acompaña Giselle su novia, alguien muy especial a quien le dedica su libro postales.

Rodeados de estantes, páginas impresas y personas que hablan en voz baja nos sentamos a conversar.

A pesar de ser tan joven, Frank Báez tiene la madurez de alguien que ha vivido muchos más años de los que tiene.

Su pausada forma de hablar se gana tu confianza y su condición de psicólogo transforma la conversación en un intercambio de ideas muy interesante.

El, en cierta forma es responsible de que me haya atrevido a compartir con otros lo que escribo y de sugerirme varios libros que me han encantado.

Recuerdo en este momento el consejo que me dio como escritor hace algún tiempo: “Lee, vive y escribe”, y de esa sugerencia parto para hacerle algunas preguntas:


- ¿Quién nace primero en ti, el lector o el escritor?

Te diría que el lector. Sin embargo, yo no disocio al lector del escritor, creo que en el ejercicio literario ambos van de la mano. A medida que uno más lee más escribe. Y viceversa. Los escritores que más me gustan son los que dialogan directamente con una tradición literaria de una manera directa e indirecta. Esto es un poco lo que yo hago en Postales, mi más reciente libro.


-¿Frank Báez es narrador o poeta?

Poeta que escribe narrativa.


- Cuéntame de tu experiencia de vivir en los Estados Unidos. Te la cuento con un ejemplo elocuente. Recuerdo que salí de Santo Domingo y la temperatura estaba en 28 grados. Cuando aterricé en Chicago, la temperatura estaba en menos 28 grados.


- ¿Qué opinas de la literatura que se ha hecho en la isla en los últimos 20 años?

Bueno, hay gente escribiendo. Sin embargo, lo que yo encuentro triste es la discontinuidad de una tradición literaria. Cuando uno va a los suplementos literarios de hace veinte o treinta años encuentra que los escritores de entonces escribían sobre las novedades y existía un interés sobre lo que se publicaba. Esto se ha perdido. La generación anterior se ha convertido en una especie de papá pegón. En fin, hay como una orfandad en estos escritores que quizás en el fondo pueda producir una literatura más libre y versátil.

¿Quién sabe?


-¿Consideras que escribir bien es un don?

El don es sentir la pasión por escribir y leer. El don es tener ochenta años y sorprenderse de la misma manera en que escribíamos y leíamos a los veinte.


¿Qué buscas cuando escribes?

Abrir una ventana desde la que se vea el mundo que tengo en la cabeza.



-Tú me asombraste con algunos relatos de “Págales tu a los Psicoanalistas” en los que narras con voz de mujer, ¿cómo pudiste concebir tan bien esas historias?

Un día se me ocurrió hacer un blog de una jevita dominicana. Le puse de nombre Lola. Duré varios meses escribiendo sobre su vida en Santo Domingo. Así que cuando me puse a escribir de nuevo, no podía obviarla porque se me había vuelto real. Incluso cuando escribía sobre ella era capaz de escuchar su voz en mi cabeza.


-Cuándo lees, ¿qué te hace pensar: Este es un buen poema?

No lo sé. Uno puede tener una idea predeterminada de lo que es la poesía hasta que abre un libro que desconocía y se da cuenta de que estaba equivocado.


¿Qué es el hombrecito y cómo empieza esa aventura artística?

No hay nada más complicado que definir a El Hombrecito. Alguien dijo que hacíamos spoken word y desde entonces nos agarramos del término como si fuera una tabla del naufragio. ¿Pero qué es eso de spoken word? Qué feo suena. En resumen, El Hombrecito es un proyecto que ideamos Homero Pumarol y yo para difundir nuestra poesía años atrás y que ha devenido en una banda que toca en bares, en festivales y hace intervenciones artísticas. De alguna manera, ha influido en muchos poetas y ahora son varias bandas de Spoken Word (qué charli suena) que tocan por ahí, incluso hay en Santiago, en San Cristóbal y en Nueva York. Ahora, por supuesto, El Hombrecito se está reinventando y está presto a sacar material nuevo. Digamos que el hombrecito está en su pubertad.


-Te puedes referir un poco a la última edición de Postales.

Esta es la primera edición dominicana y la tercera en general. Considero que esta es la definitiva. Las reediciones han permitido que el libro vaya engordando, aunque esto, al menos en la poesía, no es sinónimo de calidad. El libro se ha publicado en Costa Rica y en Argentina. Esta edición dominicana fue realizada por Ediciones De a Poco y se puso a circular a principios de año. Era necesario que se publicara, ya que el libro había ganado el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña y como no había sido publicado en el país, levantó una serie de comentarios erróneos y desafortunados. El libro está dividido en tres secciones y agrupa varios de los poemas que escribí durante la década pasada, poemas escritos en diferentes registros y en diversas circunstancias. Muchos de los poemas han aparecido en revistas como El Mal Pensante de Colombia y en antologías como Cuerpo Plural de la editorial Pre Textos. De igual forma, también han sido difundidos a través del disco de El Hombrecito y las presentaciones e intervenciones artísticas que he realizado con esta banda. Quizás esto ha llevado a que esta edición haya tenido buena acogida. Pero esta acogida se debe a ese trabajo previo y al mismo tiempo a un esfuerzo editorial, de difusión y distribución que ha hecho David Puig.


-Hace poco presentaste el libro en Miami. Tengo entendido que actualmente estás realizando un tour de Postales.

Sí, es una especie de tour. Presenté el libro en Santo Domingo y luego en Santiago. Posteriormente, viajé a Miami, invitado por el consulado dominicano de Miami y presenté el libro allá. La experiencia ha sido muy grata. Tanto en Santiago y en Miami conocí poetas y artistas que me eran desconocidos. Pero más que nada, a gente interesada en la poesía y que consideran que estas actividades pueden ser viables. Creo que la mejor manera de difundir un libro y sobre todo si es de poesía es aprovechando la presencia del autor para darle vida a los textos. Parto del principio de que los libros no son para vendérselos a otros poetas o a académicos, sino a la gente normal. A esa gente es que tenemos que ganarnos.


-¿A dónde se dirigen tus poemas después de postales?

Lo peor que le puede pasar a un poeta es volverse predecible. Es como un mago. Tan pronto te sabes los trucos y la rutina, la magia se pierde. Es lo mismo con la poesía. La poesía debe sorprender como un rayo que te da de lleno en el campo, te incinera y te hace polvo.


Frank Báez ha publicado el libro de poesía Jarrón y otros poemas (2004) y el libro de cuentos Págale tú a los psicoanalistas (2007) con el que ganó el premio de cuentos de la Feria del libro de Santo Domingo. Sus poemas han aparecido en diversas antologías. La más reciente es Cuerpo plural. Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea (Editorial Pre-Textos 2010). Es parte de la banda de spoken word El Hombrecito que en el 2009 editó un disco titulado Llegó el hombrecito. Es editor de la revista virtual Ping Pong.


 
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