domingo, 14 de octubre de 2012

RESIDENT

Miami no volvió a ser 
ese lugar que conocí
cuando era turista,
un mall de caras alegres
y despreocupadas.

Miami se convirtió lentamente
en el pantano
donde se hunden  los sueños
de miles de hispanos, 

que esperan desde aquí
llegar a los Estados Unidos.

Una ciudad de silicón
con un sol incapaz
de derretir
viejas revoluciones.

Una  escuela llena de
niños argentinos,
venezolanos
cubanos,
colombianos,
Brasileños,
dominicanos
y dos gringo.

Miami de todos y de nadie
flotando entre canales,
campos de golf 
y lagos  artificiales.

Un set de filmación de Univisión,
un Telemundo
sin actores secundarios,
protagonistas tatuados 
con salsa, merengue y reggaeton

Desde el palmetto,
los warehouses saludan las prisas,
en el turnpike
los nortes permanecen quemados.

Desde esta calle de Doral,
las vacas no dicen ni mú.

No,
Miami no volvió a ser el mismo
desde que saqué la residencia
y me robaron el carro.


 
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