ese lugar que conocí
cuando era turista,
un mall de caras alegres
y despreocupadas.
Miami se convirtió lentamente
en el pantano
donde se hunden los sueños
de miles de hispanos,
que esperan desde aquí
llegar a los Estados Unidos.
Una ciudad de silicón
con un sol incapaz
de derretir
viejas revoluciones.
Una escuela llena de
niños argentinos,
venezolanos
cubanos,
colombianos,
Brasileños,
dominicanos
y dos gringo.
Miami de todos y de nadie
flotando entre canales,
campos de golf
y lagos artificiales.
Un set de filmación de Univisión,
un Telemundo
sin actores secundarios,
protagonistas tatuados
con salsa, merengue y reggaeton
Desde el palmetto,
los warehouses saludan las prisas,
en el turnpike
los nortes permanecen quemados.
Desde esta calle de Doral,
las vacas no dicen ni mú.
No,
Miami no volvió a ser el mismo
desde que saqué la residencia
y me robaron el carro.